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No me pude resistir
- Cuarto Celeste
- 17 mar 2017
- 1 Min. de lectura
Las cosas con Joaquín eran diferentes. El acostumbraba caminar por las calles de su ciudad con casual apariencia; pero con ímpetu imparable. Con la soberbia que un vino deja en el paladar a sabiendas de sus años. Tenía la confianza que necesitaba para hacerse importante frente al cúmulo de intelectuales, que frecuentaba en el café de cada martes. Imponía. Su forma habitual de hacerse notar entre la multitud citadina, era indiscutible. Seducía también. Tenía el don de hacer perder la cabeza a cuanta fémina -y alguno que otro hombre-, tuviera el atrevimiento de mirarlo a los ojos.
Y yo, yo no me pude resistir.


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