Siempre he preferido escuchar
- Cuarto Celeste
- 18 abr 2016
- 1 Min. de lectura
Nunca he sido una mujer de historias.
Siempre he preferido explotar la verborrea del prójimo, antes de compartir cualquier tipo de relato, ya sea propio, ajeno o ficticio.
Soy una mujer de pocas palabras.
Me di cuenta el día de hoy cuando alguien me preguntó: -¿Qué cuentas? A lo que yo automáticamente respondí: -Pues nada.
Respuesta muy poco acertada si la comparo con las veces que hablo sola al día, ya que llegaría a un número significativo mostrando que si tengo cosas para decir, solo que no me interesa exteriorizarlas.
Podría contar de las veces que vi a los ojos a un carterista mientras vaciaba bolsas de mujeres despistadas.
Podría contar de la vez que mi mamá me creyó lesbiana por mi desinterés y rechazo rotundo a los niños de mi edad.
De cuando enterré a mi tortuga en un lugar específico, con el deseo de desenterrarla unos años más tarde convertida en fósil.
O tal vez, de cuando entré a la Licenciatura en Diseño Gráfico y solo duré 3 días.
De cuando triunfalmente le di mi número al que pudo haber sido mi perfecto amor de verano hasta que descubrí que era gay.
Podría contar de la vez que me quite el brasier y se lo aventé a una banda en una tocada y después lo fui a recoger porque era mi brasier favorito.
De cuando me reportaron en tercero de primaria por escribir rimas alusivas al sexo.
En fin, tantas cosas podría contar, pero no quiero convertirme en una de esas personas que desbordan presuntuosidad cada vez que protagonizan las charlas, así que mejor escucho.
Siempre he preferido escuchar.
